No quise sembrar falsas ilusiones. Decidí no aperturar un tema referente al partido, pues el ambiente de la Previa no habría sido el ideal. Nos enfrentábamos a Chile, una de las mejores selecciones del Continente. Se podía entender que tras la caída ante Uruguay, las opciones descansaban en una victoria ante los hermanos del Sur.
Evidentemente, apostar por una victoria peruana era algo arriesgado, pues en el esquema Chile era mejor.
Jugamos con más entusiasmo, era necesario. ¿Para qué cuidarlo? Ante Uruguay cometí el error de creer predecible al adversario (en cuestión de actitud). No sé si se habría materializado la victoria si es que ambos combinados apelábamos al TIE, tal vez el entusiasmo determinó nuestra derrota siete días atrás. Tal vez.
Hoy no daríamos por sentada la posibilidad del TIE. Si Chile salía TIE o Normal, no importaba, en tanto nosotros aprovechásemos el entusiasmo reservado.
Afortunadamente se dio la figura deseada. Pusimos más en éste partido que Chile, pues evidentemente había más en juego para nosotos que para el cuadro del Sur. Si bien los muchachos de Kafu buscaban la oportunidad de liderar el grupo, tras la magnífica victoria ante Estados Unidos, no ponían en riesgo su clasificación. No a ojos de un observador imparcial.
Para nosotros pendía de un hilo la ilusión mundialista (segundo lugar o repesca). Dada esa encrucijada, recurrimos a nuestra mejor ofensiva, tratando de iluminar el camino de Niké (diosa griega de la victoria) hacia el bando peruano.
La actitud desempeñó un rol fundamental desde el inicio. Un equipo pugnaba por el triunfo más que el otro. La estupenda táctica chilena tenía en Tapia y Cuello a sus sabuesos ofensivos. El alero (Cuello) es originalmente un pívot, ésta circunstancia explica por qué Sonco logró superarlo en varios capítulos del compromiso.
Lo que fueron los interiores en Chile, representaron los exteriores en la Blanquirroja. Tapia, Bacigalupo y el alero Cuello destacaron en sus intentos al aro; Sonco, Antón y Portocarrero le dieron fuerza en ataque a nuestro combinado.
Pudo ser una jornada perfecta, lamentablemente Uruguay venció en el segundo final al sorprendente elenco boliviano. Una victoria de Bolivia habría emparejado la cuenta en el grupo y reactivado las oportunidades de los perdedores en el debut. Sin embargo, mérito para el cuadro altiplánico, que pudo dar batalla y le robó el aliento hasta la última jugada al mánager de Uruguay (ver Foro uruguayo).
Si nos visitas por estos lares, Papa (mánager de la Selección de Uruguay), créeme que llorar habría sido lo más común en casos como esos. Que tus pupilos anoten un triple de partido en el último suspiro del partido, haría gritar a un mimo.
¡Buen triunfo, Blanquirroja!