Gracias, RapSolo. La verdad, no sé qué pasará hoy, aunque intuyo un último partido contra Outeiro en su cancha. En cualquier caso, te honran tus deseos después de que te haya apeado de los PlayOffs dos años seguidos, tras haber sido el que mejor lo ha hecho en la liga regular.
Sin embargo, me gustaría decir unas cositas, como homenage a mi equipo, ya que considero un éxito haber llegado hasta aquí en tan poco tiempo. Y quisiera decirlo como reflexión de nuestra forma de entender el baloncesto... que es la vida.
Cuando empecé en este juego, vi que era algo bastante difícil. Conseguir unos cuantos buenos jugadores que me sacaran las castañas del fuego, que aparecieran en las listas de mejores anotadores, que vendieran camisetas, ... ese tipo de cosas se convirtieron en mi objetivo. Pasado un tiempo, conseguí alguna cosilla, quedar entre los 5 primeros, darle algún susto a los favoritos en mi cancha... Y entonces empecé a aburrirme un poco de esto. Se convirtió en una cuestión de paciencia: cuando tenga los bichos más grandes, me lo comeré todo, siempre y cuando los que tienen bichos más grandes que yo hayan ascendido, etc.
Una cuestión de tiempo, de esperar. Pero yo no quería eso. No estaba aquí para eso. Soy aficionado al Estu, como sabe RapSolo, y quise tomar un poco de su filosofía. Decidí hacer un equipo no de bichos, sino de mediocres. Esos jugadores que puedes coger por ahí por 300.000 pavos. Defensores, alguno más tirador, viejetes, ... bueno, esos que te hacen un apaño pero en los que nadie apuesta como base de su proyecto. Pues bien, yo lo basé todo en ellos. Fijaos, ni uno solo de mis jugadores están entre los mejores anotadores, ni reboteadores, ni en asistencia. Sin embargo, aquí estamos, en la final y con muchas posibilidades. ¿Cual es el secreto? Precisamente ese. No hay ni un solo jugador del que dependa el equipo, y esto creo que se puede decir claramente después de que el jugador que mejores estadísticas tiene se haya pasado lesionado el Playoff.
Algunos diréis: sube porque tiene un equipazo. Es posible. Pero si pudiérais ver mis jugadores, os sorprenderíais: está lleno de esos jugadores que rechazaríais. Un equipo de descartes. Descartes, pero a ver quién adivina quién será mi escolta titular, jeje. Querría dejaros aquí una pequeña reflexión, que me enseñó mi entrenadora de baloncesto cuando era un moco: la defensa individual no es uno contra uno, son cinco contra cinco. Y aunque este juego lo hayan programado yankis, y, por tanto, de eso sepan bastante poco, os aseguro que aún aquí, como en todas partes, jugar en equipo es mejor que jugar solo.
Querría que esto sirviera de homenage a mis jugadores. Que son caritas dibujadas en un ordenador de Boston. Pero que, en realidad, son el símbolo de una forma de hacer las cosas. Y, para terminar, querría dejaros un pequeño instante de esos que hay en la vida, de saber dónde están los compañeros sin mirarlos, de no basar las cosas en unos pocos:
http://www.youtube.com/watch?v=0DiQsCI25AI
Salud, y revolución, compañeros.