De héroes y villanos. Una gestión que se erigió sobre resonantes expectativas, pululante de ilusiones que repensaban un pasado glorioso. El despegue, acaso promisorio, se vio abatido por la impericia, ladeándose hasta colapsar en una insospechada decepción.
Una primera temporada controversial. La primera ronda del torneo Continental fue un ritual consabido. El maduro cuadro peruano escaló hasta la cima de la clasificación, rubricando el pase a la segunda etapa mucho antes de lo imaginado.
A mediados de temporada comenzó a bullir la ambición. La meta figurada para la campaña era el Mundial, nada menos. Los rivales a desplazar eran Estados Unidos, Chile, Uruguay, Panamá y Bolivia. Dos cupos para Semifinales, uno para la Repesca; el panorama era, a priori, adverso.
La derrota con Uruguay dio pie a un candente debate, que dividió a la Comunidad; Perú comenzaba mal. Siete días más tarde la victoria frente a Chile calmó las ansias, la tormenta parecía menguar. Entonces Panamá asestó lo que entonces se consideró un golpe de gracia; un traspié que no estaba en los planes. Al Norte, Estados Unidos esperaba ungido en su rol de campeón. Y el continente se remeció, el virtualmente eliminado cuadro peruano doblegó, en dramático tiempo extra, al reputado elenco de Estados Unidos. De alguna forma Perú se convirtió en verdugo de Uruguay.
Partido de trámite con Bolivia; Perú se iba a la repesca.
Japón, Algeria y España; en ese orden. Las apuestas corrían al cotejo final; todos se jactaban de su capacidad de videntes, al presagiar que el mundialista saldría del Perú-España. ¡Y vaya que acertaron!
Con sobresalto en los primeros cuartos, Perú venció a un Japón timorato. La caída de Algeria era predecible, dada la abismal diferencia de plantel. Entonces el gigante ibérico se plantó ante nosotros. Y quizás una ucronía nos engañe, al creer que si Pedrito no se lesionaba, habríamos jugado el Mundial. ¿Quién sabe? Indiscutible el que la derrota trajo abajo el castillo de arena. Fue entonces cuando la campaña, unilateralmente, terminó.
El torneo de Consuelo debió de jugarse. Gran culpable el que escribe, acaso traidor a la Comunidad. Se podría decir que la desilusión del Pre-Mundial fue irresistible, podría decirse que no hubo coartada para extraviar el retiro; dejando una selección acéfala, me alejé de BuzzerBeater.
Después de España, no merece comentario alguno lo ocurrido. Pese a las alineaciones pre-definidas, todos salieron a demoler a Perú. No hubo victorias de consuelo, no hubo clasificación de consuelo, no hubo Cuartos, Semis o Final de consuelo.
La selección se prepara para cambiar de rostro. Un nuevo estratega vestirá la blanquirroja, se calzará las zapatillas y saltará como sexto hombre al rectángulo. Es tiempo de lavarle la cara al equipo; quizá yo aporte con el jabón, pues no tengo argumentos para mojar el rostro.
Gracias por la confianza depositada.
Pido disculpas por la decepcionante campaña. Algún día podré compensar el daño moral infringido a la Comunidad.