Importante triunfo el de nuestro combinado. Jugamos ante el local, que nuevamente prescindió de algunas figuras gravitantes en su decena y se apoyó en la confianza que le otorgaba su calidad de dueño de casa.
Nosotros salimos a propinar un segundo golpe en dos semanas al local. La semana anterior Bolivia superó trabajosamente al anfitrión, dejándolo en una incómoda situación, que se podía resolver ante un eventual triunfo canadiense el día de hoy. Canadá venció, pero Colombia trastabilló.
Nuestra ofensiva se mostró algo timorata en los primeros cuartos. Logramos una ventaja sustancial tras los primeros doce. Seis puntos que nos permitían marchar al descanso dominando la angustia. Pero el despertar colombiano no se hizo esperar, un segundo cuarto formidable del elenco cafetero terminó por opacar el trabajo del combinado peruano en el cuarto inicial. Cuatro puntos a favor situaban a Colombia arriba al medio tiempo.
La juventud e inexperiencia del base colombiano le concedió a Huertas las oportunidades que requería. Esas faltas en las que incurrió el base de Colombia nos permitió anotar puntos vitales, que más tarde sentenciarían al local.
Perú se ubicó bien en el rectángulo y pudo emparejar la cuenta a lo largo del tercer cuarto. La ventaja fue alternativa, ninguno logró decretar superioridad y casi al final Perú se puso adelante gracias a una falta colombiana sobre Petsanas.
Ya en los doce culminantes, nuestro equipo se sobrepuso a la condición de visitante, y se hizo respetar en un pabellón adverso. Marcó sobre la presión colombiana y controló los tiempos del partido ante un combinado que buscaba precipitadamente los espacios al aro.
La ventaja se amplió en el minuto final, a raíz de persistentes faltas del cuadro colombiano, que cortaba el juego en busca de milagrosos triples de contra que ayudaran a salvar el partido.
Fue un intento inutil.
Perú ganó, consiguió un resultado importante y ahora somos más punteros que nunca.
¡Arriba, Perú!