Pues plátano se veía en una tranquila tierra de nadie, mirando hacia arriba los tres monstruos de su grupo, y con cierta distancia respecto a los de abajo, y tras dos jornadas ve peligrar su posición y decide fichar a un mercenario polaco. Todos con el cuchillo entre los dientes en el otro grupo a excepción del seleccionador que parece va a lo suyo pero que aún así sus jugadores siguen teniendo pólvora y dando sustos.